Aja. Primero aparecieron en los lúgubres despachos de los testeadores de Worms, una enfermedad en sí, el engaño, la mentira, 'El Síndrome del Último Gusano', que se resume en el grito que alguien da y que reza: '¡¡¡Nooooo!!! ¡¡¡Es mi último gusano!!!' Pero, claro, la verdad es muy distinta y no es en realidad su último gusano. Esta estratagema consigue que el jugador amenazado gane algo de tiempo y si es lo suficientemente afortunado un perdón total. Y esto suelen pagarlo devolviendo el favor de una manera rastrera en la jugada siguiente.
Lo dicho, ni caso, ni caso.